jueves, 21 de abril de 2011

Efímero.

Piensa en las pequeñas cosas de la vida, que la hacen un poco más bonita.
Sabes... Me gusta formar parte de pequeñas cosas.
Pequeñas historias que han hecho de la vida algo bonito.
¿No te has dado cuenta de lo bonita que puede llegar a ser una pequeña historia?
Quizá sea una historia de tan solo unos segundos.
Una mirada. Una palabra. La cosa más pequeña puede ser una historia. Una cosa tan efímera como una rosa, que... ¿cuánto puede durar una rosa cortada?
Y sin embargo que bonita es, que preciosidad es observarla durante el corto espacio de tiempo que tarda en marchitarse.
Y me gusta formar parte de esas historias. 
Me gusta Crear esos momentos.
Luego guardarlos en mi corazón, porque, aunque no lo parezca, recuerdo todos esos momentos. Todos esos primeros momentos que hacen de mi vida algo bonito. Algo por lo que merece la pena vivir. No solo vivir, no, sino disfrutar de vivir. 
¿Te das cuenta? Lo importante que es saber disfrutar de esos momentos...
Es todo tan efímero...

sábado, 16 de abril de 2011

Placer.

Sabes que eres el objeto de deseo.
Reconoces su mirada de deseo.
Sientes la atracción. Algo diferente en el ambiente.
Entiendes que no vas a poder escapar. 
Y eso te pone aún más, ¿verdad?
Algo que no todos pueden lograr.
Y tú lo tienes, ¿verdad?
Lo sientes, ¿verdad?
Ya no es el hecho de que esté encima de tí en ese estado.
Es lo bien que te sientes. Es egoísmo. Es placer.
Es Carpe Diem.
Es tan egoísta, pero hay tanto placer que llega a ser precioso.
Llega a un punto de egoísmo bonito.
Lo mejor, no hay dolor por ninguna parte. Solo placer.
Lo erótico de una maldad sin dolor.
Un juego justo.

viernes, 15 de abril de 2011

Incomunicación.

Incomunicada. Me siento sola. Hablo y nadie me entiende. Grito y nadie me oye. Observo, y nadie me ve. Soy invisible. Doy golpes, pero nadie viene a ayudarme. Perdida en mis pensamientos me sumerjo en la oscura profundidad de la soledad. Y pienso en la posibilidad de la existencia de otra realidad. Una realidad a parte, la cual veo a través de paredes de cristal. Veo pasar a la gente ocupada en sus quehaceres sin interesarse por lo que les rodea, veo maldad, veo bondad. Veo diferencias. Cada persona es muy diferente de todas las demás… incluida yo.
Nadie se preocupa por mí. Lloro y golpeo las paredes, pero nadie me oye y a nadie le importa. Así que, bueno, a nadie le importará que me rinda, y me deje morir de soledad.



Finalmente, moribunda, en un rincón, miro una vez más a través de mis paredes de cristal. Sin fuerzas, entrecierro mis ojos. Veo, cómo alguien se acerca. Una sombra envuelta en luz, atraviesa la pared y se pone de rodillas junto a mí. Susurra algo que no puedo oír. No consigo escuchar nada. Siento como apoyan mi cabeza sobre algo suave y blando. Hago un gran esfuerzo para poder abrir los ojos. Es un chico. Que dulce parece… Miro su boca. Me está hablando, pero no…no logro escucharle. ¿Por qué no habrá venido antes? Lloro.
Lentamente, acerco mi mano a su mejilla. Noto cómo coge mi mano.
Su mano… es… es cálida… Ahora parece que está gritando. Está asustado.
No…no puedo más…   ¿por qué no has venido antes?
Cierro mis ojos. El, agita mi mano. Lo último que vi, fue sus ojos con lágrimas. Lo último que sentí, fue una calidez en mis labios…

jueves, 14 de abril de 2011

Voy a ser feliz.

¿Me oyes subconsciente?
¡¡MUÉRETE!!

Cosa curiosa los sueños.


Aquella mañana me desperté después de haber soñado.
Eran las cuatro de la mañana.
Había soñado con un chico.
En el sueño no hacía mas que repetirse la misma escena una y otra vez.
El chico estaba sobre mí. Yo metía las manos debajo de su camiseta atrayendole hacia mí. Entonces nuestros labios se rozaban.
Y la escena se repetía de nuevo, una y otra vez, en primera persona, luego en tercera. Desde todos y cada uno de los puntos de vista posibles.
Mirando a la oscuridad, volví a dormir sin soñar...
Me levanté de la cama. Me miré al espejo y me toqué los labios constatando mi estado de lucidez y realismo.
Mi reflejo se ensombreció un instante.
- Cada día estás mas loca,
querida...
Le hablé al reflejo mientras me abrochaba el sujetador.
Y tan solo me faltó empezar a reírme de esa forma... enfermiza...que cada vez me volvía mas loca.
- Jaja, todo va bien...
- Eso piensas tu...
Me volví hacia el reflejo arreglándome el pelo.
- ¿Qué te hace pensar que no es así?
- No nada...
- Idiota. No importa cuanto me discutas.
- Mírate, mírate bien.
Me miré detenidamente y me puse los pantalones.
- Dame un poco más de tiempo...
- Estás loca.
- Ya lo sé, pero shh...es un secreto..
- Zorra.
- Jajajaja, no me hagas reír... Sabes que siempre gano yo, digas lo que digas.
- Te crees que lo sabes todo.
- Como si fueses tú la que lo supieses.
- Espejito, espejito...
- ¡¡Cállate!!
Me decidí por una camiseta del cajón, me la puse, cogí la mochila y salí por la puerta, dejando a mi reflejo encerrado.
Éste sonrió y desapareció dejando reflejado el cuarto vacío.